En un relato que conjuga historia y empoderamiento, se destaca que la enigmática Gabriela Mistral, nacida como Lucila Godoy Alcayaga en el pequeño pueblo de Montegrande, en el Valle de Elqui, superó enormes barreras para alcanzar el Premio Nobel de Literatura en 1945. Esta destacada mujer, originaria de un entorno campesino y marcado por la pobreza y la condición de ser mujer en una época con escasas oportunidades, se convirtió, según el académico Pedro Pablo Zegers, en un ejemplo de superación, a pesar de haberse enfrentado a desventajas casi insalvables desde su nacimiento en 1889.
El relato fue compartido recientemente con alrededor de 250 mujeres de la zona de Quillota, productoras de tomates, flores, paltas, entre otros cultivos, quienes convivían con problemas como la escasez de agua, la limitada conectividad y restricciones legales para la propiedad de la tierra por parte de las casadas. Durante este encuentro en el marco del Día Internacional de la Mujer, se utilizó la historia de Gabriela como emblema de superación y empoderamiento, demostrando que incluso en condiciones adversas es posible trascender.
A principios del siglo XX, en Chile la tasa de analfabetismo alcanzaba a siete de cada diez ciudadanos, afectando tanto a hombres como a mujeres; hoy en día, pese a los avances en la educación, subsisten retos como el analfabetismo funcional, que también impacta a la juventud sumida en la cultura digital, y a las generaciones mayores que nunca aprendieron a leer de manera crítica.
La narración evoca la importancia de la lectura y la escritura, comparándolas con el cultivo de la tierra, elemento fundamental que enriqueció la vida de Gabriela desde temprana edad. Esta metáfora resalta que, para quienes han nacido en entornos rurales, el conocimiento es un recurso esencial, capaz incluso de prevenir enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
El encuentro concluyó con una inspiradora reflexión: “Toda la naturaleza es un anhelo de servicio; sirve la nube, sirve el aire, sirve el surco…” que invita a cada persona a asumir su responsabilidad en el entorno. Asimismo, se recuerda otra célebre cita de la maestra Mistral acerca de la patria, entendida como el conjunto de las sensaciones y raíces de la infancia, en perfecta sintonía con la idea expresada por Hermann Hesse sobre la esencia forjada en el campo.
Gabriela Mistral, a pesar de haber alcanzado las cumbres intelectuales, nunca dejó de identificarse como campesina y, al hacerlo, se convirtió en un faro de esperanza y ejemplo para quienes buscan superar las barreras de la adversidad.
Autor: Roberto Sánchez